David Molina, director de Outlook Wine

Definir a David Molina no fácil, y resumir su carrera profesional tampoco. Inquieto, comprometido, innovador, apasionado de los retos y de la palabra bien definida. Profesional serio y experimentado en búsqueda constante de conocimiento.

Actualmente es el director de Outlook Wine, The Barcelona Wine School, un proyecto de educación y formación en vino articulado sobre la base de wine coaching, wine training, seminarios temáticos y cursos internacionales. Su empresa realiza en España los cursos de formación internacional WSET (Wine & Spirits Education Trust) certificada desde Londres. Además, y junto con Laboratorios Excell-Ibérica, realiza informes de valoración cualitativa sensorial contrastados con análisis químicos de vino exhaustivos para productores, distribuidores, exportadores e importadores.

Su pasión por el vino llevó a David a estudiar en la Escuela de Sommerliers de Barcelona. Trabajó en Jean Luc Figueres y Sant Pau en Sant Pol de Mar (Barcelona), y como sumiller para los catering privados de El Bulli. También ha trabajado en Nueva York y Londres, donde se graduó en el año 2008 como AIWS (Diploma graduation in wine knowledge). Hoy es representante acreditado como Approved Program Provider a WSET para toda España.

De entrenador personal pasas al mundo del vino, ¿cómo fue?, ¿qué tienen en común?

Puede parecer que tienen poco en común, pero bajo una perspectiva de calidad si que lo tienen. La calidad del entrenamiento es esencial para mejorar la forma física y resultados en la carrera de un deportista dentro de sus propios límites, y en el vino la mejor calidad posible dentro de sus posibilidades potenciales es lo que siempre se busca, pretende o espera. El deporte fue esencial en mi juventud y el pilar que me ha permitido alcanzar objetivos con los años. Aprendí el significado del trabajo duro, el compromiso con un reto, la disciplina y el duro esfuerzo para lograrlo, y la paciencia para alcanzar el nivel exigido. Tuve la suerte de poder ejercer como profesional durante un tiempo, al mismo tiempo que el concepto anglosajón Coacher se incorporaba a nuestro vocabulario popular. Empecé entonces mis primeros pasos de interacción con personas que necesitaban un guía, unos patrones o sencillamente un estímulo para activarse y alcanzar sus retos. Un día sentí lo que algunos definen como déjà vu, era la necesidad de crecer a nivel personal, descubrir mundo y otras cosas nuevas, cambiar y evolucionar como persona. En ese momento se cruzó el mundo del vino por mi camino para modificarlo todo hasta hoy. Me sucedió algo difícil de explicar con palabras mientras percibía la expresión de un vino compartiendo una conversación enriquecedora. Ese momento fue clave, me impulsó a dejar la Educación Física y realizar una profunda inmersión en el mundo del vino que me ha llevado hasta aquí. Hoy en día practico el deporte indoor y me apasiona pero a otro nivel más moderado, “mente sana corpore sano”. Algunas experiencias te marcan.

Outlook Wine foto-por-cristina-alcala
Outlook Wine

Ahora entrenas a personas que quieran dedicarse al vino a través de tu empresa Outlook Wine, ¿cuál es tu método y filosofía?

Igual que cuando era Personal Trainer, el coaching y training aplicado en el aprendizaje o desarrollo sobre el vino es una herramienta muy poderosa y eficaz, permite al interesado progresar rápidamente y al ritmo que cada uno necesita o puede. Es un método totalmente personalizado, ya que no todos tienen la misma capacidad de aprendizaje, habilidades o disciplina de trabajo. Lo que va bien para unos no funciona con otros, algunos necesitan más tiempo y otros muy poco. En este sentido cada persona es un mundo y cada programa está totalmente personalizado. La empatía es esencial en estos programas, leer el movimiento corporal y actitud de la persona que solicita formación te ayuda a entender sus objetivos, su real necesidad de alcanzarlos, ganas y potencial para lograrlo, y poder definir así un punto de partida y objetivos. Para el coacher, las sesiones son muy intensas mentalmente y requieren mucha concentración para mantener un estímulo constante en la persona. Ello requiere estar muy fresco y para ello el deporte es una estrategia fundamental. Su aplicación en el vino la descubrí cuando en mis inicios en el sector, ya hace años, buscaba desesperadamente a alguien que pudiera guiarme, orientarme, enseñarme, ayudarme a potenciar mis habilidades y alcanzar así mis metas con mayor eficiencia y rapidez. No tuve suerte!

¿Cuál es el perfil de tus alumnos?

Asisten casi todos los perfiles posibles, desde enólogos y personal de bodega, directores comerciales y equipos de empresa de la cadena de distribución, también sommeliers y personal de empresa, a consumidores aficionados y personas que desean aprender a catar su primer vino. Prácticamente todos los perfiles del sector, especialmente personal profesional y tienda especializada. Pero lo más satisfactorio es ver como personas ajenas al sector, consumidores y amantes del vino ávidos por conocer y descubrir se adentran en una visión más internacional.

muchos países del nuevo mundo nos han tomado ventaja destacable en muy poco tiempo

¿Cuáles son los valores más importantes que debe tener un profesional que quiera dedicarse a este mundo?

No es fácil responder a esta pregunta de forma general para todo el mundo, pero mi opinión, según mi experiencia, es sentir pasión por mi trabajo y vivirlo, debe estimularme y motivarme intelectualmente para así, y de forma sana, seguir mi crecimiento personal y profesional bajo un ritmo gradual y constante. Esta actitud o valores, me ha permitido alcanzar hasta el día de hoy la mayoría de objetivos que me he marcado en un mundo cada vez más competitivo y agresivo. La competencia laboral asciende de forma constante, especialmente a escala internacional y hay que intentar estar alerta. Por supuesto, los errores que he cometido con los años han sido seguramente algunas de mis mejores lecciones, dándome cuenta de que no se pueden dejar de lado los valores que dan sentido a las cosas para convivir con tu trabajo en armonía.

Mirar hacia los países productores internacionales que lideran los mercado es fundamental para evaluar y contrastar tendencias, de esta forma poder auto-analizarnos y rectificar hacia una industria más competitiva y exitosa

Has trabajado fuera de España, ¿cómo ves el nivel aquí?

La diferencia es evidente dependiendo del país con el que nos comparemos. Considero que hay gran potencial de crecimiento en el sector del vino como industria en España, pero hay que desarrollarlo y posicionarlo cualitativamente mejor. Para ello se requiere alcanzar niveles más exigentes de formación a escala internacional en todos los eslabones de la cadena: producción, distribución, comunicación y venta. Con esto, no estoy diciendo que no tengamos una buena formación en nuestro país, sencillamente que podemos mejorar notablemente y así ser aún más competitivos como país productor y potencia mundial. Considero que estamos obligados a seguir subiendo la percepción de calidad e imagen del sector más allá de nuestras fronteras. Encontrar en las estanterías comerciales del extranjero vinos del españoles con DOP a 2.90€ no ayuda mucho, al contrario. Esto perjudica la imagen de otros productores más exigentes de una mismo país, región o zona. En ocasiones tengo la sensación de que nos hemos perdido algo en el camino y que muchos países del nuevo mundo nos han tomado ventaja destacable en muy poco tiempo. Seguir siendo un país productor con imagen en Europa de buenos vinos a buen precio, es bueno por un lado y a la vez un problema evidente por otro. Cuando te etiquetan es difícil modificar ese opinión externa. Creo que tenemos mucho por hacer y debemos hacerlo ya.

Muestras de cata para calibrar el paladar foto-por-cristina-alcala
Muestras de cata para calibrar el paladar en uno de sus seminarios

En España no se le ha dado demasiada importancia a la formación y es vital, ¿por qué crees que es?

Siempre he pensado que en la evolución de cualquier profesional los pilares formación y experiencia deben siempre asumirse desde un inicio y evolucionar progresivamente en el tiempo. Ambas son vitales y necesarias, y totalmente complementarias mientras que por separado cada una es incompleta. La enseñanza o formación es clave en las primeras fases de juventud o inicios de una profesión, después uno está en cierto modo obligado a actualizarse con estudios más actuales. La experiencia, como todos sabemos, solo se obtiene estando activo día a día y con los años, y si es posible mejor trabajando en distintos sectores de una misma industria para adquirir un más completo conocimiento-experiencia. Centrarse en uno solo de estos aspectos no es la mejor opción, aunque en algunas ocasiones los recursos limitados obligan a trabajar de inmediato y no poder acceder a la formación. Una situación que seguro es familiar para miles de personas. Pero aún en esta situación uno puede documentarse sobre una materia. Sin embargo, cuando se dispone de medios y/o oportunidades, prescindir de la formación académica considero que es un error. La formación autodidacta suele resultar en lo que defino como el “síndrome gruyère” cuyos síntomas son “kwonledge gaps” o serios “huecos de conocimiento” que se traducen en inseguridades y situaciones profesionales comprometidas. Yo fui autodidacta durante mis inicios y lo sufrí directamente. Afortunadamente pude complementar mi formación en el extranjero, algo que recomiendo a todos los jóvenes ya que siempre hay tiempo de regresar. Sea cual sea, y al nivel que sea, la formación académica es el perfecto percusor para activar o descubrir a un profesional en potencia, así como estimular posibles virtudes y aumentar las probabilidades de una vida laboral con más calidad y satisfacción personal.

La formación autodidacta suele resultar en lo que defino como el “síndrome gruyère”

Como experto en vinos, ¿cómo ves el futuro del sector?

Ante todo quisiera dejar claro, me considero un profesional exigente pero no un experto según mis criterios. Algunos ejemplos de expertos de peso mundial en la industria del vino son Ronald S.Jackson Phd, John Gladstone Phd, Sam Harrop MW, Jamie Goode Phd, Antonio Palacios Phd, John Worontschak, Jean Marc-Sauboua, Denis Dubordieur, Dominique Roujou de Boubee Phd, Gerard Bassed MW & MS, Robert Parker, Tom Stevenson, James Laube, entre muchos otros.

Respecto al futuro del sector nacional, en mi humilde opinión percibo en general una falta de rumbo bien definido desde ya hace tiempo y la necesidad de una mayor formación y comunicación.Sin embargo, y para aportar luz, hay algunos muy buenos ejemplos de bodegas y marcas con gran éxito en posicionamiento y ventas a nivel nacional y exportación. También se aprecian enormes ganas de innovar por parte de algunos productores de nueva generación más exigente, aunque luchan contra la necesidad de obtener el reconocimiento, lo cual lleva su tiempo. Adicionalmente, nuevas empresas de enoturismo y comunicación ayudan a dinamizar el sector, pero quizás falta algo más de formación. El punto más delicado sea quizás la necesidad de acercarse más al consumidor con estrategias más dinámicas y activas que lleguen a ellos con facilidad es necesario. Partir desde los organismos oficiales y denominaciones de origen en sintonía con los productores, y a través de la cadena de distribución para estimular una mayor promoción, comunicación, formación y educación, con el objetivo de subir el listón de exigencia cualitativo del consumidor final. A nivel internacional, el análisis es mucho más complejo porque hay que analizar cada país por separado y la competencia es feroz en calidad, precio y fuerza de marketing. Un tema complejo que requiere un análisis mucho más profundo.

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