No es ni la primera ni será la última exposición de fotografías de viñedos.
Esta no es la más extensa, ni la de más alta calidad que haya visto. Ni está expuesta en un museo ni tiene comisario. Probablemente, tampoco la haya visto mucha gente. La calidad de lo expuesto es, sin duda, superable. Tampoco ha contado con expertos en montajes ni iluminadores. Y nadie ha pensado en establecer un recorrido fotográfico para la visitas.
Pero me gustó su sencillez, el ingenio a falta de medios, su naturalidad, la improvisación. El pequeño espacio de jaulones de Bodegas Los Bermejos (D.O. Lanzarote) convertido durante unos meses en exposición fotográfica. No hay paredes, así ¡que mejor que el botellero!. Un fondo oscuro “tono cristal oscuro botella de vino”, toques y reflejos de acero y unos sencillos ganchos para colgar los marcos.
La zona de penumbra donde estaba el pequeño montaje fotográfico tenía la más original iluminación. La que transmitían las fotografías. Una zona que en cualquier bodega no es precisamente el más bonito, convertida en un apacible paseo por rincones de La Geria. Sencillo y honesto marketing del vino.
Paisajes mágicos entre jaulones.
