Horrores y errores en las cartas de vino

La memoria selectiva ha funcionado con esta carta de vinos. Ni me acuerdo en dónde hice la foto, ¿para qué?.

Seguimos con la serie de análisis de cartas de vinos donde no solo el marketing del vino brilla por su ausencia, eso serían palabras mayores en este caso, sino el sentido común y el mínimo rigor. El propietario de este local debería plantearse realmente qué es lo que quiere hacer con su restaurante y sus clientes. ¿Despistarlos?, ¿amargarlos, como los aperitivos que menciona más arriba?, ¿qué salgan corriendo?. Creo que tiene intenciones más sutiles y que solo fijándonos mucho en la carta podemos adivinar, ¡beber la sangría de la casa! Sí, eso es lo que quiere. Si no, por qué poner justo sobre la palabra Riojas la palabra mágica Sangría. ¿Y el precio? A 12 euros, como los tintos, pero qué tintos, no nos dice nada. Esto es un delirio.

 

cartas de vinos

 

Analicemos los Riojas, un Riscal, ¿tendrán un genérico y no me he enterado? Porque no sé a cuál se referirá a 27 euros la botella. Otra marca, Viña Cumbrero, y luego otro gran genérico Gran Reserva. Será el único, grande y solitario que exista en Rioja. Interesante, no tiene precio. Será que tiene una larga lista para escoger, o quizás no tenga ninguno, o quizás nos esté intentando decir, dígame usted lo que quiere pagar que yo le saco uno. No lo sé, pero esta última opción sería divertida. Luego, y en cuarta línea de salida están los vinos tintos, en quinta los rosados y en la cola del pelotón los Riberas del Duero (tendría que haber puesto Dueros, ¡total!) Y aquí volvemos a esa oculta estrategia de marketing del vino, no poner precios.

Menos es más, y en esta carta de vinos el propietario ha demostrado en seis líneas lo que es capaz de hacer, ¡un espanto!.

En fin, la próxima carta que publicaré tampoco tiene desperdicio. Si tienes alguna que quieras enviarme, no lo dudes.

 

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