Extraño es el día que no me despierto con comentarios o advertencias de mi padre en el whatsapp sobre noticias acerca de Nueva York, de las cuales yo ni siquiera había oído hablar.
Quizás sobrevalorada para algunos, la superlativa ciudad de Nueva York ha sido aupada al trono de capital mundial, de alguna manera debido a la necesidad de localizar una capital en este mundo globalizado.
Si se puede leer un artículo en un periódico español de tirada nacional sobre los cementerios de Nueva York, por qué no hablar sobre los vinos (especialmente españoles), las tendencias de consumo, estilos de coctelería, prácticas de marketing etc. que se desarrollan y evolucionan en un marco de libertad ante la ausencia de ataduras tradicionalistas.
Hablar de wine bars y wine stores con selecciones inimaginables en España, a veces utilizando un “Spanglish” para algunos hirientes, pero más vale lamer heridas, abrir la mente y entender el por qué aquí crece el consumo mientras en España baja y baja.
El título representa la historia de Nueva York, donde a través de estos bares ilegales, el intento fallido de la “prohibition” o “ley seca” consagró la cultura del alcohol en la ciudad cosmopolita.
Equivocando a propósito el siginificado literal, pretendo hablar fácil para que se entienda fácil. De primera mano, con un punto de vista que puede ser distinto al tuyo, con una opinión que siempre puede ser discutida, pero siempre sin edulcorar la información con chovinismos o agriar la información con el típico pesimismo español.
En conclusión, soy un chico de Huesca, criado como sumiller en Segovia. De la mano de Lucio del Campo y su romanticismo sobre el vino, y Henar Puente que me mostró el sacrificio que requiere esta profesión. Alrededor de una familia, como es la asociación de sumilleres de Segovia que ya les gustaría tener en Nueva York. Ahora como sumiller de cuatro restaurantes en Manhattan, escribo sin el intrusismo de aquel que escribe por la necesidad del disfrute, y si es sobre vino, el disfrute es demasiado para dejarlo escapar.
Cheers!! y el que no diga viva, se le reviente a’ barriga!
