Carta de vinos

Desde el punto de vista de la distribución de vinos y las cartas de vinos de la restauración media, se establecen paralelismos muy extraños, algunos rozando el absurdo. Sabemos que en muchas ocasiones la vinculación es puramente mercantilista, y en cierto sentido todas lo son, pero los límites a los que se pueden llegar son insospechados. Y además, generan una imagen que en nada favorece ni al sector productor de vino, ni a los buenos distribuidores y mucho menos a los clientes de los restaurantes.

En esta sección, errores y horrores en las cartas de vino, publico aquellas más llamativas con las que me voy encontrando. En alguna ocasión me habéis comentado que nunca nombro la procedencia. ¡Cierto!, pero mi intención es construir más que destruir. Quizá a partir de ahora lo haga, sin animadvesión. Así que este post va con nombre y apellidos.

Este local del centro de Madrid me llamó la atención por varias razones. Además de por el pésimo servicio (incluso para ponerte un café en la mesa) porque la carta de comida y bebidas, tapas duras plastificadas, es de una distribuidora de vinos que conozco. Sentí curiosidad, y mientras esperaba con paciencia a que me trajeran el café, pude leer la carta con detenimiento…varias veces. Creí que me iba a encontrar en este restaurante-cafetería una lista de vinos más que correctos para beber.

Pero me encontré con esto.

Me atrevo a dar por hecho que el propietario ha recibido sin intercambio económico las cartas, y doy por hecho que los distribuidores les interesaba entregárselas. Si no fuera así, sirva este ejemplo como reflexión de lo que representa estas acciones de seudomarketing del vino.

A algunos hosteleros ni les vale que regalen las cartas para mejorar mínimamente no solo la selección o cantidad de vinos, sino cuidar la información al cliente. ¿Merece la pena tanto esfuerzo para este tipo de empresarios?

cartas de vino-foto-cristina-alcala

Cartas de vinos-foto-cristina-alcala

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