Sigo recordando los viajes del 2011 ahora que empieza el año. Estuve en Nueva York. Formaba parte del jurado de los premios Tempranillos al Mundo 2011. Varias jornadas intensas de cata con algo de tiempo libre para recorrer la ciudad. La verdad es que en Nueva York el tiempo se encoje, siempre parece escaso. Derecha, izquierda, arriba, abajo, la mirada y la admiración puede con todo. Periodistas y sumilleres neoyorkinos me contaban cómo se percibía el vino español en su ciudad, lo que estaba de moda, cómo el consumidor se acercaba al mundo del vino, la gran asistencia a eventos y cursos de vino, lo que más se bebía o de cómo otros países productores desembarcaban en la gran manzana para promocionar sus vinos. España se está introduciendo en este difícil mercado. Para la mayoría, todavía España es sinónimo de Rioja. Bierzo, Albariño y Jerez las referencias de los expertos cuando les preguntas qué conocen de España.
Paul Grieco es el propietario de uno de los wine bar más famoso de la ciudad. Restaurante Hearth y Terroir Wine Bar son sus locales. Allí sirve más de 30 vinos por copas que cambia todas las semanas, tiene una larga lista de vinos en su carta y su clientela, venida de todo el mundo, no tiene un criterio fijo a la hora de beber, según me contaba.
Una de las tendencias que se están imponiendo en NY son los tiradores de vino. Sí, como la cerveza. Y son usados en locales de alto nivel también. En cuanto a variedades, ya sabemos que pedir vino según el tipo de uva es algo que allí es lo más habitual, parece ser que la que ahora está de moda es la Riesling. Además de wine bar y restaurantes con cuidadas cartas, hace poco ha empezado a surgir otro tipo de locales. Me lo contaba Bernard Sun, sumiller del lujoso hotel Jean-Georges, son los dedicados solo a champagne, los bubbles wine. Y con éxito de público. En Nueva York hay maravillosas tiendas de vino. Los escaparates parecen decoraciones de estilistas de marca. Muchos de ellos copados por bodegas de renombre internacional. En cualquier caso, paseando por Nueva York, el vino no es resulta ajeno, forma parte de los colores y sensaciones que provoca esta mágica ciudad.
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