Hace poco tiempo estuve en la bodega Dehesa de los Canónigos (Pesquera de Duero) para conocer la Ribera del Duero desde otra perspectiva: a vista de globo. Allí conocí a Belén e Iván Sanz, dos de los hermanos de la familia propietaria de la bodega que hoy en día están dando un nuevo impulso a sus vinos y a un proyecto de enoturismo. Ellos llevan la enología y la viticultura de Dehesa de los Canónigos. La historia de la bodega es interesante. El nombre lo toma del clero, 22 canónigos fueron los primeros dueños de la finca, que ya que perteneció al Cabildo de la Catedral de Valladolid. En su origen, la bodega era descrita por sus lindes; cañada del Indio por oriente, la dehesa por poniente y, por el norte, con las tierras de Valdemadera, con el monte alto y a medio día del río Duero. La bodega estaba rodeada de arbolado con varias especies pino, encina, roble y enebro. Hoy los pinares y los piñones también forma parte de la actividad empresarial de la familia. La más reciente historia de la bodega parece más bien una historia de amor, nostalgia y vuelta a la tierra por parte de Luis y Mª Luz, sus últimos propietarios.
Más allá de sus vinos y relatos personales, lo que quisiera es mostrar es cómo se ve la comarca de Ribera del Duero desde un globo. Un paseo entre viñedos muy agradable y evocador divisando el horizonte de las viñas, tipos de suelo y demarcación del terreno. Por cierto, la bodega organiza viajes en globo bajo reserva. Una placentera experiencia muy recomendable.














