Parece ser que fue un invento inglés. En el año 1795, Samuel Henshall patentó por primera vez el sacacorchos de tornillo. Durante el siglo XVIII la mayoría de los que se utilizaban eran en forma de T. En el siguiente siglo empieza la difusión del tipo palanca, sistema inventado por un belga y patentado por un inglés en 1855. Constaba de dos piezas, un pequeño sacacorchos de tornillo y un aparato en forma de alicates que se acopla a la primera pieza y que servía de palanca para que saliera el corcho. Probablemente de este modelo derivaron los que en la actualidad son más utilizados.
La imaginación de los artesanos se reflejaba en la diversidad de formas, ornamentos y materiales para su fabricación. Muchos son los modelos que ha perdurado hasta nuestros día, y muchos actuales inspirados en los de siglos pasados.
Algunos modelos históricos
El Tin-Opener, creado en Inglaterra en 1922, uno de los primeros sacacorchos multiusos. Incorporaban otros utensilios prácticos: abrelatas, centímetro… El modelo Cerradura, fabricado en Alemania en 1808, fue de los primeros sacacorchos plegables y de bolsillo. La forma de cerradura en su parte superior servía para hacer girar la espiral. El modelo Manivela, fabricado en Francia en 1905 y perteneciente a la serie “molinillos de café”. La curiosidad está en que para sacar la espiral del corcho se utiliza una manivela parecida a la de los antiguos molinillos de café. El modelo Acordeón, original de Francia de principios del siglo (1928). Un sistema de plegado que una vez introducida la espiral se despliega para hacer salir el corcho recordando al instrumento musical.
Los más utilizados hoy
Sin duda, en el mercado existen cada vez más modelos de sacacorchos, un gadget que ha evolucionado en el tiempo y que se ha convertido en un objeto, además de imprescindible, casi de culto para algunos coleccionistas del mundo del vino.
De entre todos, quizá sea el modelo de palanca, o lo que es lo mismo, el “de camarero” de toda la vida, es el más utilizado por los profesionales del vino. Pequeño, rápido, ligero, limpio y, además, económico. De entre todos los modelos, el más recomendable es de doble palanca, uno para la primera fase de apertura y el otro para el final, de esta manera es más difícil que se rompa el corcho. Otro de los que triunfan en las casas es el sacacorchos continuo o de tornillo por su fácil sistema de extracción. La espiral penetra perfectamente en el corcho ayudado por la pequeña palanca de la parte superior manteniendo la verticalidad por las guías laterales. Su sistema continuo permite sacar el corcho sin esfuerzo. Uno de los más sofisticados es el de abanico. Muy rápido y de espiral muy fina. Otro de los más populares es el de mariposa o aletas, donde la espiral se introduce con facilidad pues la parte baja encaja en la boca de la botella. El problema de este sacacorchos es su grueso tirabuzón que en muchas ocasiones destroza el corcho. Personalmente, prefiero evitarlo. Existe otro sacacorchos, ni popular ni muy utilizado, el de láminas. Adelanto el inconveniente: hay saber manejarlo y tener paciencia, de lo contrario, además de destrozar el tapón estaremos un largo rato hasta que se logre quitarlo. Tiene dos finas láminas, una más corta que la otra, que se meten entre el corcho y la botella con suaves movimientos de rotación hasta que se llegue al final, y girando las dos a la vez se saca.
El sacacorchos ideal es…
Ninguno. He probado con amigos varios modelos y, sinceramente, a cada uno se le da mejor un modelo que otro. Así que mi conclusión es que el ideal es aquel con el que nos sintamos más cómodos y seguros para abrir la botella. El sacacorchos debe adaptarse a su habilidad, gusto y bolsillo. ¡A practicar!
En el programa ESTO ME SUENA de Radio Nacional de España en el colaboro hablamos de los sacacorchos.
Sin duda, uno de los museos con una de las colecciones más importante de sacacorchos del mundo sea la Colección Museo Dinastía Vivanco en Briones (La Rioja). Estos son algunos de los cientos que tienen.
