Comprar vinos en Nueva York (2)

Segunda parte del artículo «Comprar vinos en Nueva York» (1)

Pero hablemos de tiendas serias. En la ciudad que adora crear historia, existen tiendas “históricas”, como Morrell (1947), famosa por su localización en el Rockefeller. Con muchos adornos dorados, Sherry Lehman (1932) en la glamurosa Park Avenue, Acker (1820) más austera pero muy fuerte en cuanto a subastas de números astronómicos. Y también en el Upper West Side, 67 Wine (1941) seguramente con la mejor selección de vino español de todas estas tiendas mencionadas anteriormente, gracias a Oscar García.

Otro tipo de tiendas de vino, son aquellas especializadas en un país o una región. Tiendas con cientos de vino solo procedentes de la Borgoña, o con vinos solo “domésticos” (vinos de los Estados Unidos).
En Nueva York solía haber dos tiendas que vendían exclusivamente vino español, “Tinto Fino” era una tienda en el East Village, más concretamente en el “Alphabet city”, donde Kerin Auth hizo mucho más que muchas campanas de promoción de vino español.

Cuando esta tienda cerró sus puertas, Despaña, con Angelica Intriago al frente, se ha convertido en el único referente. Una tienda pequeñita pero muy matona que complementa perfectamente la tienda de delicatessens españolas con el mismo nombre situada puerta con puerta. En restaurantes y algunas tiendas, puedes llevar la botella de vino y pagar (o no) un corkfee a cambio de tomarte la botella allí.

Tienda 67 Wine en NY
Tienda 67 Wine en NY

Ultimo planteamiento de tienda que me parece interesante resaltar, es lo que se llama “Country Brand Store”, que viene a ser una tienda donde solo se venden vinos de un país, además de otros productos como moda, joyas, aceite. Lógicamente situados en un local adjunto.

“Puro Chile” es el ejemplo. Una iniciativa privada que sirve de embajada cultural con gran presencia del vino gracias a que “Wines of Chile”, que vendría a ser como “Wines of Spain”, participa coordinando promociones y actividades. Las bodegas pagan por ocupar una vitrina de la estantería en el local, en el cual se realizan catas, cursos, presentaciones de bodega, clases de vinos, y otras actividades relacionadas entorno al producto.

Pero después de toda esta clasificación, a mi manera, las tiendas de todos los días son las tiendas del barrio. Las tiendas de vino que forman parte de la idea de un barrio, como creación de las personas que lo habitan. Una tienda que visitas varias veces a la semana. Un lugar donde te conocen, donde no da miedo preguntar por una recomendación. Donde se respira amor por el vino, que vendría a ser como una panadería que huele a pan recién hecho.

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